La Licenciada en Música de la Universidad Tecnológica de Pereira, Luz Angel Vanegas, ha llegado al Colegio Calasanz para compartir su experiencia y facilitar que en los estudiantes, maestros y demás personas de la Comunidad Educativa la música deje una huella de amor en sus vidas.
Desde su infancia, la música ha estado presente en la vida de Luz Angel Vanegas; su mamá, que anhelaba para sus hijos una formación integral que no se centrara solamente en los estudios académicos, la había inscrito en varias actividades en donde pudiera desarrollar los talentos que el Señor había sembrado en su corazón. El ballet, la equitación y las clases de piano electrónico formaban parte de su vida y a ellos se dedicaba con responsabilidad y ahínco.
Llegado el tiempo de las decisiones en la adolescencia, su corazón aún no se convencía de que con la música podía abrirse camino en la vida, así que decidió acompañar los estudios de música con otros de contaduría pública, a fin de que su profesión pudiera ayudarle a encontrar la holgura necesaria para dedicarse a su vocación.
Varios semestres duró en el pesado tren de vida que le imponía salir de clases en la mañana, inmersa en cuentas, códigos, débitos y créditos, para continuar con la música en la tarde, inmersa en un ritmo totalmente opuesto. Tanto exigirse durante esos semestres hizo que su familia, preocupada por su salud, le exhortara a decidirse finalmente por uno de los dos estudios.
La invitación estaba hecha, sólo faltaba encontrar el espacio y el tiempo en los que discernir hacia dónde se inclinaba su corazón. Y en medio del bullicio de la cafetería de la Facultad de Música, Dios sopló en su corazón, y ese soplo levantó las últimas hojas que aún cubrían el llamado a compartir sus experiencias con otras personas, preparando en sus corazones el terreno en donde la música pisara firme y alegremente dejando una huella perdurable.
Con la decisión en firme, finalizó sus estudios en el año de 1998, y desde ese entonces ha trabajado llevando ese amor por la música que la ha acompañado durante toda su vida a gran variedad de personas en diferentes lugares del país: Pereira, Bogotá, Montelíbano (Córdoba) y ahora, Cúcuta.