En todas estas actividades los alumnos han experimentado y sentido el flagelo del sufrimiento humano, de la injusticia social y del olvido del prójimo, han tenido contacto con todas estas personas y sus impresiones son transmitidas a los demás compañeros notándose el deseo de seguir colaborando, de valorar lo que se tiene, de comprometerse y en algunos se han experimentado cambios de relaciones con los padres, el trato con los demás y la sana convivencia.
Como hace cuatrocientos años y siguiendo el camino de Calansanz de preocuparse por los pobres, de mirar sus necesidades para ayudarlos a crecer espiritual y físicamente, el Colegio Calasanz Cúcuta, ha iniciado su proyecto social, que no es otra cosa que la vivencia de la cuaresma en la reflexión, oración, y el compromiso con el prójimo.
Toda la comunidad educativa hoy se siente muy comprometida con el prójimo, por aquella persona cucuteña que sufre la clemencia de la injusticia humana y de las catástrofes naturales. Hemos iniciado con el proyecto “ voy a estudiar”, repartiendo doscientos kits a las escuelas del Rodeo, Buenos Aires y el Asilo Andrés, en la cual se ha entregado cuatro cuadernos, una caja de colores, dos lapiceros, un borrador y un tajalápiz; el proyecto “ apadrinemos un niño” del Colegio Cooperativo Calasanz de Atalaya, nuestro hermanos mas cercanos, donando un millón de pesos cada mes durante el año electivo, para cincuenta niños que no tienen como pagar la pensión y quiere ser calasancios como nosotros, para ello se recoge mil pesos mensuales que es el desprendimiento de un porcentaje diario de mi lónchera; el miércoles de Ceniza con un espíritu de conversión se realizó una colecta económica con los alumnos de preescolar y primaria recogieron dulces, chitos, galletas, papas que fueron compartidos con los niños del Minuto de Dios, niños recogidos de la calle y que estudian en este Centro, niños de la escuela del Rodeo, Buenos Aires y el Rosal partes periféricas de nuestra ciudad.
En todas estas actividades los alumnos han experimentado y sentido el flagelo del sufrimiento humano, de la injusticia social y del olvido del prójimo, han tenido contacto con todas estas personas y sus impresiones son transmitidas a los demás compañeros notándose el deseo de seguir colaborando, de valorar lo que se tiene, de comprometerse y en algunos se han experimentado cambios de relaciones con los padres, el trato con los demás y la sana convivencia.
Solo nos queda dar gracias a Dios por este espíritu de solidaridad y seguir luchando para que el corazón del hombre se abra al servicio de los demás cambiando la injusticia y el desarrollo de los principios morales.
A todos que se han vinculado a este proyecto mil gracias y que el Señor los siga bendiciendo e invito a los demás a vincularse. Solo cuando el corazón del hombre se libere abra justicia en la tierra.
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