BATALLA DE CÚCUTA EN PRIMARIA Y BACHILLERATO

Corría el año de 1851 y la villa de San José tenía un visitante que despertaba la curiosidad entre sus gentes. Era don Manuel Ancizar, miembro de la comisión corográfica y excelente observador de paisajes y costumbres. Ora lo veían hablando con los comerciantes en la calle mayor, ora con los labradores en los plantíos de cacao o de caña de los alrededores; recomendado por el gobernador, don Isidro Villamizar, podía don Manuel pasearse a sus anchas por las limpias calles o descansar bajo las sombra de los inmensos cujíes y mamones con que los habitantes habían sembrado las plazas de la pujante villa.

Corría el año de 1851 y la villa de San José tenía un visitante que despertaba la curiosidad entre sus gentes. Era don Manuel Ancizar, miembro de la comisión corográfica y excelente observador de paisajes y costumbres. Ora lo veían hablando con los comerciantes en la calle mayor, ora con los labradores en los plantíos de cacao o de caña de los alrededores; recomendado por el gobernador, don Isidro Villamizar, podía don Manuel pasearse a sus anchas por las limpias calles o descansar bajo las sombra de los inmensos cujíes y mamones con que los habitantes habían sembrado las plazas de la pujante villa.

Muchas cosas admiró el ilustre viajero en los habitantes de San José. Y entre ellas, admiró esa vocación a la música y el baile que se manifestaba en los bailes organizados todos los fines de semana. Eventos «nunca perturbados por riñas ni groserías, muy distantes del carácter benévolo y suave de [este] pueblo contento con su libertad y su envidiable medianía«.

Un pueblo contento con su libertad. Qué hermosa descripción de una región que durante la lucha por la independencia tuvo que saltar de las alegrías de la victoria a las tristezas de la derrota; una región de inmensa riqueza mineral y agropecuaria que la convertía en botín deseable por los enemigos en contienda; una región, en fin, que desde las primeras luces de la libertad apostó con toda su fe y toda su voluntad a lograr su autodeterminación política.

     

     

En conmemoración de esa voluntad de hierro por ser libres, el pasado 28 de febrero los estudiantes de grados décimo y cuarto organizaron sendas izadas de bandera en sus secciones, en las cuales se resaltaron los hechos que rodearon la batalla de Cúcuta y su importancia dentro de la gesta de la independencia.

     

Los estudiantes de bachillerato representaron una obra de teatro en la que invitaban a pensar en las actitudes y acciones que pueden hacer de Cúcuta un mejor lugar para vivir. Junto al cacique Ñatubai, jefe motilón, una madre y su hijo recorrieron diferentes lugares en donde conocían personajes que no estaban comportándose de la mejor manera con la ciudad: el hincha de fútbol fanfarrón y violento que atacaba al seguidor de otro equipo, la señora irresponsable que ensucia la ciudad y permite que su mascota lo haga, el ladronzuelo que dejándose ganar por la pereza prefiere delinquir a buscar un trabajo digno. Estereotipos en los que a veces los habitantes de Cúcuta caen y que los alejan de la herencia que les dejaron los hombres y mujeres que hace 200 años lucharon por su libertad.

     

     

Después de la obra de teatro, y para hacer honor a la idiosincracia cucuteña que hace 150 años identificó don Manuel Ancízar, otro grupo de estudiantes hizo un recorrido por los diferentes bailes que han alegrado las fiestas de la ciudad: Al son de «El sapito», «Brisas del Pamplonita», «España, mi bella España», «Abusadora» y «Algo musical» todos los presentes, maestros y estudiantes, pudieron disfrutar y recordar la música que marcó su juventud.

     

     

En primaria, los estudiantes del curso 4B, Miguel Ángel Cáceres, ganador del concurso de Trova Llanera en Saravena el año pasado, y Juan Camilo Rodríguez Sanchez, deleitaron a los asistentes con unas coplas relacionadas con la Batalla de Cúcuta; otro grupo de estudiantes recitó un acróstico con la frase BATALLA DE CÚCUTA y para cerrar, dirigidos por el maestro Deyby Castro, otro grupo de estudiantes bailó «La Tusa», canción popular.

     

     

Al final de la celebración, un inmenso amor por Cúcuta y un orgullo grande por los que hace 200 años dieron el primer paso en la búsqueda de la independencia, quedaron flotando en el ambiente para animar y sostener nuestra tarea cotidiana de hacer de esta ciudad un lugar acogedor y amable.

A ustedes todos les digo
aquí hay el mejor café
y si lo quieren probar
vayanse pa’ Juan Valdez

Si se va a encontrar con alguien
démele esta dirección
al frente del terminal
donde el indio motilón

Es que la perla del norte
es la ciudad más bonita
sus bellos atardeceres
A orillas del Pamplonita.